miércoles, 23 de abril de 2014

Caperucita Roja Versión de la abuela 


Queridos lectores:
Soy la abuela de Caperucita Roja y les voy a contar lo que le pasó a mi querida nietecita por no obedecer a su mamá.
Ese día me desperté sobresaltada por el sonido del teléfono. Atendí y era mi hija comunicándome que Caperucita Roja había salido destino a mi casa por el camino de bosque. Para no volverme a dormir me puse a mirar mi programa favorito por televisión.
De pronto, escuché la puerta. Pensando que era mi nieta abrí muy confiada y casi me da un infarto al ver que tenía al lobo enfrente mío. Él, muy enojado me dijo: “Señora, su nieta está molestando a las mariposas del bosque las cuales no son de su propiedad. Además ha cortado flores que luego dejó tiradas y por ello yo ahora tengo que hacer de psicólogo de ellas para que no se depriman”
Yo le respondí:
—Si a usted le molesta tanto el comportamiento de mi nieta le daremos una lección. Usted debe ponerse el camisón y el gorro de dormir que yo le daré y se tiene que acostar en mi cama. Luego yo me esconderé debajo de la cama y esperaremos a que llegue Caperucita.
Llegado el momento, mi niña entró a la casa muy confiada y vino a mi dormitorio. Entró precipitadamente pero se asustó al ver a algunos rasgos extraños en su “abuela”. Entonces dijo:
—Hola, abuela que orejas grandes tienes
—Son para oírte mejor  —respondió el lobo.
—Pero abuela, que ojos saltones tienes – siguió observando la niña.
—Son para verte mejor —respondió el lobo algo enojado. De repente, Caperucita Roja dio un grito porque se asustó al ver los dientes de su “abuela” y empezó a correr por toda la habitación. El lobo saltó de la cama y se puso a perseguir a la pequeña intentando calmarla. Como ustedes ya saben pasó por allí un leñador que hacía tiempo venía queriendo atrapar al lobo feroz. Como también me conocía entró de inmediato a la casa. El lobo ahora no corría persiguiendo a la niña sino intentando escapar del cazador. Caperucita Roja que ya le había tomado confianza al animal, le hizo señas abriendo una ventana para que saliera. El hombre salió tras él pero no logró alcanzarlo.
Bueno mis lectores, creo que ahora que ya conocen la verdadera historia están en condiciones de difundirla para que llegue a oídos del cazador y así se entere del mal entendido. Si llegara también a oídos del mismísimo lobo me harían un favor ya que se encuentra un poco enojado porque le contaron falsas versiones y dice que él siempre tenía que ser el lobo feroz que me comía a mí y a Caperucita o que era tartamudo, etc.
Gracias por escuchar mi versión.
La abuela de mi nieta: Caperucita Roja.

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